Existen muchas personas que han tenido una infancia donde la felicidad era la excepción, ya que sufrían maltrato, abandono, negligencia o porque uno de los progenitores, o ambos murieron o abandonaron el hogar.O simplemente porque los padres no fueron capaces de proporcionar bienestar y seguridad afectiva.
Generalmente cuando estos niños se vuelven adultos; no suelen respetarse, porque de alguna manera perpetúan la situación que vivieron durante su niñez.
Aunque no recuerden los detalles de los acontecimientos que vivieron, les queda una impronta emocional que contribuye a que no se sientan personas merecedoras de amor, confianza y amabilidad.
Pese a todo esto una persona que fue tratada sin amor en su infancia puede aprender a respetarse, a sentirse valiosa y a respetarse a sí misma.
Puede pensar que aunque no fue respetada por sus padres, sí que es digna de respeto de los demás.
Pero para ser respetado por los demás es importante empezar por uno mismo.
1.- Significa que lo primero que tenemos que hacer es, olvidar el pasado, hacer las pases con lo ocurrido, e, incluso, si es necesario, perdonar a los que no nos trataron como debían.
2.- No anclarnos en la infancia infeliz para justificar cualquier hecho negativo que nos ocurra.
3.- Reconocer todas las emociones, tanto las positivas como las negativas, sin censurar los aspectos agradables de uno mismo.
4.- Reconocer quienes somos, valorarse a uno mismo como a los demás, tratarnos como queremos que nos traten.
5.- A veces, los terapeutas acompañamos a estas personas en su camino de trasformación, para hacerlo, les recomendamos que se comporten "como si", como si ya hubiesen conseguido sus objetivos, como si ya fuesen las personas que quieren ser.Comportarse como una persona digna de respeto.
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