martes, 26 de mayo de 2015

Como controlar el estrés.

1.- Vive aquí y ahora.
Aunque es evidente que la vida requiere cierta capacidad de planificación y de preparación para el futuro, es posible que en ocasiones emplees demasiados esfuerzos en anticiparlos, explorando sin parar posibles escenarios. Esta tendencia no es sana y suele producir estrés.

2.- Evita emitir juicios.
Asume la postura de testigo imparcial y recuerda que lo único que tienes que hacer es observar. Ten en cuenta que todos los acontecimientos se producen por una serie de causas que, a su vez, son producidas por otras y así hasta el infinito. Pretender emitir juicios sobre todo lo que acontece es una de las mayores fuentes de estrés.

3.- Confía en tus capacidades.
Desarrolla la confianza en ti y en tus sentimientos, aunque esto implique que a veces te equivoques en el camino, pero es preferible equivocarse que buscar siempre una guía fuera de ti. Para ello, es importante que te detengas a escuchar tu propio cuerpo. Algunos sabios dicen que la tarea del ser humano consiste simplemente en llegar a ser lo que en realidad uno es, liberándose de todo lo que no pertenece a esa identidad esencial.

4.- Practica la mente abierta.
Evita interpretar la realidad mediante situaciones pasadas. Toda situación siempre tiene algo nuevo cada momento es único. En situaciones difíciles, intenta cultivar la curiosidad en vez de dejarte llevar por las preocupaciones.

5.- Fíjate en el camino.
Recuerda que una persona casi nunca puede alcanzar por sí misma todo lo que se propone. Es imprescindible que se den ciertas circunstancias favorables para todo éxito. 

6.- Acepta la realidad como es.
No confundas aceptar con conformarse, pero hay cosas con las que no puedes luchar y otras solo las podrás corregir si primero las aceptas.

7.- Trátate con amor y cariño.
Cuídate, establece una relación positiva contigo mismo, como lo harías con tu mejor amigo. Intenta no imponer tus ideas sobre lo que deberías sentir, pensar o ver en tu experiencia, sino solo acuerdate en ser receptivo y abierto a ello. De esta forma, adquirirás la suficiente flexibilidad mental para poder cultivar una visión de la realidad más generosa, abierta, y saludable.

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